Introducción
Perder, a veces los nervios, no nos convierte en malos padres; es parte de la vida.
Pero cuando nuestras explosiones se vuelven habituales, cuando las perdemos regularmente, entonces hay un problema. Es un problema porque aumenta los niveles de estrés en nuestro hogar, debilita nuestras relaciones con nuestros hijos y, para colmo, rara vez se resuelve algún problema.
La forma en que respondemos a nosotros mismos y a los miembros de nuestra familia después de un momento difícil es importante.
Hay decisiones que podemos tomar que ayudarán a reparar e incluso fortalecer nuestra relación con nuestros hijos y hacer que sea menos probable que la perdamos nuevamente:
Índice
0.- Introducción
1.- Sobrellevando la adversidad con Resiliencia
2.- Recobrando la calma cuando pierdes los nervios
3.- Juegos y actividades que te ayudarán a vivir mejor