“Ganar la mañana es ganar el día”
Te suena esta frase, ¿verdad? La hemos oído mucho. Tanto, que se ha convertido en un cliché. Hay cierta controversia sobre su autoría. Pero se suele atribuir a Tim Ferris (La semana laboral de 4 horas).
Se escribe mucho sobre este tema con la premisa de que, si eres capaz de “adueñarte” de los primeros noventa minutos (esto varía de una teoría a otra), tienes un gran porcentaje de tu día conseguido.
Pero reduzcamos esto más todavía. Vayamos a la primera parte del proceso, nada más levantarte.
Es aquí, en estos primeros minutos del día, donde este artículo se detiene. En lo que ocurre en esa pequeña franja de tiempo donde te desperezas. Quizá vayas directo a la ducha, quizá estires (yo lo hago siempre), quizá te laves la cara, quizá vayas al baño o quizá no hagas ninguna de las anteriores.
Pero estarás de acuerdo conmigo en que, lo primero que hacemos nada más levantarnos es abrir los ojos, poner un pie en el suelo, luego el otro y así todo lo demás. Paso por paso. Durante este proceso de hacer una sola cosa a la vez, algunos como yo incluímos algo extra a este proceso: darle vueltas al coco. Los famosos “tengo que…” que parece que duermen con nosotros y se despiertan también con nosotros.
Aunque no sean nombrados así, como “tengo que hacer x”, nuestra mente ya los ve así. Y empezamos a meternos prisa inconscientemente. Por eso, también es aquí donde empieza nuestro trabajo extra para traer la mente hacia el momento presente. Para callarla un ratito y centrarnos.
Si te fijas bien, esto pasa justo antes incluso de meditar (si meditas, claro).
Y ahora ahondemos un poco más. ¿Es positivo lo que nos cuenta nuestra mente nada más levantarnos? Quizá sí o quizá no. No siempre nos decimos buenas cosas y no siempre cosas malas. A lo que voy con esto es a que, independientemente de lo que nos diga nuestra mente nada más levantarnos, ya la estamos condicionando, positiva o negativamente. Justo empezando el día. Y tu día puede empezar a las 7:00 de la mañana o a las 4:00. Y si, a no haber dormido o haber dormido mal le metes un bombardeo de porquería a tu cabeza, apaga la luz y vámonos. No obstante, si el bombardeo es de cosas buenas, quizá tu día vaya mejor.
Es por eso que es muy recomendable que, cuando nos levantamos, si el coco ya tiene el turbo puesto, decirle “Tranqui. Aquí y ahora.” Son cuatro palabras que no cuestan nada y bajamos de vuelta a la Tierra.
Como verás, esto no es meditación. De hecho va justo antes de la meditación, al menos en mi caso, porque a mí también me pasa. Y si un día nos quedamos dormidos nos pasa el triple, ¿verdad? Es normal. Se nos trastoca la agenda.
Eso sí, no esperes milagros los primeros días. No los vas a ver. O quizá sí. Pero lo normal es que cueste apagar la radio. Es cuestión de implantar algo que no estaba y sacar otra cosa, simplemente complejo.
También quiero dejar claro que, cuando hablo de bombardeo también me refiero, por si no quedó claro cuatro párrafos antes, a bombardeo positivo. Ambos son malos si vienen en exceso porque nos dispersan. En este sentido me gusta mucho la frase “la cabeza en las nubes y los pies en el suelo” – Dan Millman.
Como toque final me gustaría preguntarte si tu bombardeo mental mañanero es positivo o negativo. Y qué haces en ambos casos para apagar la radio, si consigues apagarla.
Mil gracias por tu aporte.